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Colonia Juárez, Ciudad de México: cronología de una organización y resistencia

25 de Mayo de 2017

 

Por Lisette Soto Delgado

Investigadora del Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH). 

 

* Artículo publicado originalmente por el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

 

* La autora es Socióloga por la UDEC y Magister en Hábitat Residencial por la U. de Chile. Por estos meses se encuentra en Ciudad de México cooperando con proyectos de investigación relacionados con hábitat y residencia.  

 

 

“Lo que está en crisis es mucho más que un modelo económico: es el modo mismo como habitamos, como estamos parados (as) en el mundo”, leyendo a Gabriel Schutz en Hacer Tierra, esta frase me queda dando vuelta. Y resuena tan fuerte como para abrir un tema que parece repetirse en los grupos de personas que se reúnen con una intención de cambio y de construcción política: cómo apropiarse del vivir. En este recorrido, una cuestión interesante y uno de los principales desafíos ocurren cuando se trata de armar mecanismos y estrategias de organización para defender territorios, visibilizar luchas y discursos, generar convocatorias capaces de resistir proyectos de grandes inversores y, en el mejor de los casos, levantar propuestas y alternativas a la realidad que los tensiona.

 

En este texto más que plantear una reflexión que permita una lectura para generalizar, quiero mostrarles un caso, que parece ser efectivo, de trabajo constante, que en los últimos años ha fortalecido el “orgullo barrial” y ha entregado a sus habitantes fuerza suficiente para disputar espacios, decidir sobre cómo se habita, y en definitiva, cómo se vive. La violencia del despojo y el desplazamiento forzado, la violación a los derechos individuales y colectivos obliga a la organización, a dar cara y hacerse parte de las transformaciones urbanas. Así como la creación de redes de trabajo, abren espacios que fortalecen los procesos para la producción de nuevas experiencias de trabajo común.

 

Chile y México unidos por la solidaridad

 

Una librería de nombre “Salvador Allende”, una de las pocas en donde se publicaban obras de Marx, Lenin y Mao a principio de los ´70 en ciudad de México, mostraba el fuerte vínculo entre ambos países. En aquellos años el triunfo socialista del sur de Latinoamérica se vivía como propio y, luego, a la llegada de la dictadura, hacía crecer fuertes redes de solidaridad... Hoy, las dictaduras en estricto rigor han acabado, más no el desplazamiento forzoso que siguen viviendo muchos en sus barrios, chilenos o mexicanos. En un ambiente ya no repleto de militares sino más bien de inmobiliarias, se vuelven a tejer historias comunes, esta vez en uno de los barrios del área central de la Ciudad de México: la Colonia Juárez. Sergio González – cuya familia fuera dueña de la librería “Salvador Allende”- , es hoy activista y uno de los vecinos que se proclama “Juaricua” con orgullo. Por medio de una conversación, nos relata los conflictos que han llevado a la organización de muchos vecinos y vecinas en los últimos años. En dicho recorrido, señala, han sido varios los y las chilenas que paradójicamente han llegado a conocer y apoyar a estos habitantes quienes con estrategia y creatividad se hacen escuchar.

 

Breve cronología de una resistencia vecinal

 

La Colonia Juárez posee construcciones de gran valor histórico, artístico y patrimonial. Su arquitectura tuvo su máximo esplendor a fines del siglo XIX y parte del siglo XX cuando la burguesía, artistas y políticos de la época, escogieron la zona como lugar para vivir. Posteriormente, el crecimiento urbano la convierte en una zona céntrica de la ciudad, lo que lleva a sus habitantes a buscar nuevas residencias, permitiendo que muchas de las casonas se reconvirtieran al comercio y luego, sumados a los daños producidos por el sismo del ´85, la zona se degradara, permitiendo a otro tipo de habitantes ingresar. Sin embargo, desde los años 2000 crece el interés por su gran potencial comercial, lo que le ha significado planes de densificación y desarrollo urbano que amenazan toda la vida construida previa a ser zona de interés. Y sus habitantes, hoy claramente invisibilizadxs pretenden ser reemplazadxs.

 

Activar la movilización

 

“Una de las claves de la organización ha sido pensar y ordenar el actuar de manera estratégica”, así lo asegura Sergio. Buscar salidas para que el enfado producido por un modelo urbano sea canalizado de manera colectiva, en un primer momento resistiendo proyectos de inversores pero luego dando paso a proyectos alternativos, desde su experiencia como vecino movilizado, necesita de ciertos elementos: 1) estar afectadxs: que el hábitat se vea afectado directamente por un conflicto (el lugar que se ha elegido para habitar y co-habitar),junto a la afectación que eso conlleva (emocional, corporal con unx mismx y con los demás); 2) escuchar dónde lleva el deseo: ser capaz de escuchar hacia donde lleva el conflicto, hacia donde te moviliza; 3) disposición a la acción común: buscar alternativas para la solución. En esta tríada de elementos, en el centro estarán los recursos (como las estrategias, la comunicación, la solidaridad) que llevan finalmente a la movilización.

 

Inicio de 2014.

 

Por primera vez, vecinos y vecinas habitantes de uno de los tantos edificios patrimoniales históricos de Colonia Juárez, Liverpool #9, se enfrentan a nuevos actores y situaciones que alteran sus rutinas. Al conocer el concepto de “gentrificación”, caen en la cuenta que son estos procesos los que lxs sitúan en un problema común: decidir dónde quieren vivir. Las tensiones que comienzan a experimentar en el edificio, producto de la intervención de una empresa inmobiliaria, les lleva a una pregunta que gatillará una serie de acciones para conocerse, para eliminar las diferencias (muchas veces domésticas), para buscar en sus historias familiares y generar intimidad suficiente para llevarlos a transitar un camino de resistencia común.

 

Tienda de bicicletas que se abre en la planta baja del edificio Liverpool #9.

Fuente: Elaboración propia, 2017.

 

2014 - 2015. Ley de derecho al tanto violado.

 

Una carta del dueño del edificio a los arrendatarios de Liverpool #9, marca el inicio de toda la movilización. Esta informaba que el inmueble se encontraba vendido a uno de los vecinos (introducido como arrendatario por una inmobiliaria), en la misma carta se exigía la renuncia al “derecho al tanto” (derecho que por ley asegura a los vecinxs arrendatarios con antigüedad tener preferencia para adquirir el inmueble en caso de venta). Ante estas determinaciones lxs vecinxs dan cuenta de la vulnerabilidad en la que se encuentran y deciden que es crucial comunicar el conflicto. Se organizan, dividen roles y en sus distintos espacios comienza el mensaje a difundirse. A las dos semanas, llegan vecinxs de otros inmuebles a las puertas de Liverpool #9, para contar que historias similares se repiten en otros edificios de la Colonia. Esto da origen a la Plataforma Vecinal Juárez Oriente que devino en la actual Plataforma 06600 Vecinal y Observatorio de la Colonia Juárez.

 

Edificio en calle Versalles, misma realidad que Liverpool #9. Sus vecinos se encuentran movilizados por su derecho a permanecer en el edificio “ESTE PREDIO ESTA EN LITIGIO.

Fuente: Elaboración propia, 2017.

 

2015. Oposición al Corredor Cultural Chapultepec.

 

El impulso de la campaña  “#NoShopultepec, #SíChapultepec”, protagonizada por diferentes colectivos y organizaciones de distintos barrios, entre ellos también los vecinxs organizados en la Plataforma 06600 de la Juárez logran por medio de un plebiscito que el proyecto de Corredor Peatonal Chapultepec - que buscaba unir las Colonias Roma y Juárez e impulsar el territorio como zona de desarrollo económico, por medio de la creación de espacios de galerías y arte urbano - fuera ampliamente rechazado por encubrir un megaproyecto comercial y la privatización de una amplia zona pública que iba directamente a manos de inversionistas.

 

2016- 2017. Tres años de resistencia.

 

Lo que queda de esta situación: vecinxs que continúan resistiendo el “crimen organizado” que significan los intereses de las inmobiliarias en sus edificios. Su trabajo se fortalece por medio de las distintas redes que se han creado y que continúan creciendo. Con fuerza suficiente levantan la figura popular de “Santa Mari la Juaricua”, más conocida como la Santa Antigentrificación, que como expresión de la cultura viva de la unión vecinal refuerza parte de sus mensajes: “Líbrame del desplazamiento, del desalojo, del incremento de renta, del alza desmedida, del predial, del voraz casero, del mal inmobiliario, sálvame de la gentrificación”. Así como también el vínculo entre academia y organización vecinal, por medio de talleres de urbanismo aplicado, refuerza las búsquedas de solución, las resistencias, los recursos y el propio aprendizaje de lxs mismxs vecinxs.

 

¡Lxs juaricuas siguen en pie de lucha y resistiendo tres años después! y esto es al menos lo que me ha tocado ver en cada una de sus reuniones y actividades. Temas particulares y acotados a la realidad juaricua, pero con desafíos similares a tantas otras agrupaciones y colectivos. Desafíos que inevitablemente me hacen pensar en el movimiento Chiloé ta´ privao, de Chiloé y en el cual participé el 2016 poco después de la fuerte movilización por la contaminación del mar. Espacios desde los que surgen trabajos, expectativas como también desencantos y frustraciones, y donde resolver estas situaciones (o no hacerlo) va definiendo el grado de participación y compromiso de lxs integrantes, así como la capacidad para actuar, posicionar temas, ganar confianza y fortalecerse. Finalmente, no hay mejor satisfacción que la que deja el trabajo colectivo al terminar el día, al hacer cuentas y mirar los logros alcanzados, esa que nos hace decir ¡vamos por buen camino!

 

          Cofradía Santa Mari La Juaricua.                                       Taller de impresión con mimeógrafo,

          Fuente: Facebook.                                                                   1 de abril, en plaza Giordano Bruno,

                                                                                                                                         Colonia Juárez.

                                                                                                                           Fuente: Elaboración propia.

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