El CESCH abre nueva investigación en Melleico, Notué y Quiao sobre la importancia social de las turberas altas
01 de diciembre de 2016
El Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH) ha iniciado una nueva investigación en el archipiélago, la cual tiene como propósito analizar y evidenciar la profunda vinculación territorial, social y económica de las comunidades de Melleico, Notué y Quiao (Comuna de Chonchi) con sus turberas de altura (ombrotróficas), las cuales actualmente se encuentran amenazadas por 27 concesiones mineras (cuadros verdes en la foto) probablemente para un megaproyecto eólico. Es importante evidenciar a través de investigaciones responsables y con datos confiables el vínculo y dependencia de estas comunidades con sus turberas de altura, en este caso la zona de “Collil Alto”, desde donde brotan la gran mayoría de los ríos del sector. Nos referimos a los ríos Coyin, Dongo, Notué, Chaicura, Gato, entre muchos otros, los cuales conforman la red hidrográfica de toda la parte sur de la Cordillera de Piuché. El impacto socioterritorial que significaría el anclaje de aerogeneradores de 150 a 180 metros de altura en estos ecosistemas vitales para la vida y el trabajo de estas comunidades ha sido muy poco estudiado, necesidad que se acrecienta cuando son sectores que dependen de camiones aljibe durante varios meses del año debido a la ya constante crisis hídrica.
Las principales razones que tenemos para estimar de que se trataría de un posible mega-proyecto eólico, tiene relación con que:
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Los anteriores megaproyectos eólicos en Chiloé han pedido concesiones mineras bajo las bases de los aerogeneradores, para asegurar el control territorial de la inversión.
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La meseta de Collil Alto posee condiciones excepcionales de viento para la generación de energía eólica. El propio “Explorador de Energía Eólica” del Ministerio de Energía, desarrollado por el departamento de geofísica de la Universidad de Chile mediante modelo WRF (Weather Research and Forecasting), sitúa a la meseta de Collil como una de las que posee mayor potencialidad eólica en el archipiélago de Chiloé.
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El titular de las 27 concesiones mineras de Collil Alto es José Miguel Hernández Calderón, abogado con una larga trayectoria ligada a empresas de generación eléctrica. Encabezó la negociación y obtención de permisos con familias Mapuche-Pewenche en el proyecto hidroeléctrico de Ralco (Alto Bío Bío); se desempeñó como abogado de los proyectos hidroeléctricos de Pangue, Ralco y Ñuble; asesor de los proyectos hidroeléctricos de Río Manso (Cuenca del Puelo) y Nido de Águilas (VI Región).
Turberas Ombrotróficas de Collil Alto, Comuna de Chonchi.
Fuente: Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH).
Lamentablemente estas 27 concesiones mineras -para un posible megaproyecto eólico- se ubican en una de las turberas altas (ombrotróficas) más importantes de Chiloé y de Chile. Las turberas son humedales formados por la acumulación de turba y que poseen una vegetación formadora de turba (Martínez- Cortizas et al., 2009). En estas áreas se deposita materia orgánica en distintos estados de degradación anaeróbica. Estos depósitos se forman en depresiones de terreno o sobre sustratos rocosos oligotróficos, donde se acumula agua o ésta fluye lentamente bajo un régimen pluvial (lluvias) permanente (Schlatter & Schlatter, 2004). Las turberas cumplen el rol de reservorios de agua dulce para Chiloé, ya que el archipiélago no tiene un suministro de agua a partir de deshielos de montañas como ocurre en el continente, la única fuente de agua de Chiloé proviene de las precipitaciones de lluvia y de los ecosistemas que administren estas precipitaciones, como el caso de las turberas. En este sentido, la meseta de Collil Alto es un área de recarga de napas subterráneas o acuíferos, un ecosistema que alimenta a todos los ríos de las localidades de Melleico, Notue, Quiáo y las demás comunidades del sector. Es además un territorio que se encuentra amenazado por 27 concesiones mineras, y del cual no hay consciencia de su importancia y trascendencia. Hay una gran cantidad de actividades cotidianas, especialmente en el ámbito rural, que dependen de la vitalidad de nuestros ríos. Sin turberas no hay agua, ni territorio vivible.